Te encontré en un recodo del tiempo
hilvanando redes de recuerdos tristes,
pescando sonrisas.
Metí la mano en tu cesta sin peces
y encontré miradas, caricias y cebo.
Mi corazón se enganchó en el anzuelo de tus ojos.
Yo era estrella de mar; tú, caballito.
Me dijiste dame un beso amor,
no te vayas nunca.
Abrázame fuerte,
no dejes que me hunda.
viernes, 4 de septiembre de 2009
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