viernes, 25 de septiembre de 2009

Mi frase del día

La confianza perdida es difícil de recuperar porque la confianza no crece como las uñas.
Johannes Brahms

martes, 8 de septiembre de 2009

Visita al mundo IKEA

La primera sensación que he tenido al entrar en IKEA era que no entraba en una tienda de muebles, sino que visitaba una exposición o iba a ver un espectáculo, como si entrara dentro de la carpa de un circo. Señoras y señores pasen y vean. ¡Bienvenidos al maravilloso mundo de IKEA!
Ya me habían comentado que no era una tienda al uso, donde hay un dependiente de sonrisa eterna que quiere venderte lo que sea y cuanto antes mejor, sino que tú vas caminando por un recorrido donde primero ves las cosas, las vas apuntando en las casillas de un papelito minúsculo, y luego las cojes y te las llevas a casa. Realmente está hecho para tontos, con un pasillo pintado de gris y unas flechas indicando la dirección que debes de seguir, no sea que te extravíes del camino marcado, todo como muy procesional vamos. La filosofía de la marca Sueca es que consiguen ofrecer misma calidad a menor precio, porque te lo preparan todo embalado en paquetes planos (encima ahorran espacio) y lo montas después tú mismo en casa. Así ellos no tienen que pagar al montador o al transportista, y ahorran costes. Por cierto, también se ahorran los tornillos que por supuesto los puedes encontrar en otra sección del establecimiento. Esto de que se ahorran al montador y al transportista te lo sueltan tan tranquilamente, porque imagino que en Suecia el índice de paro debe estar muy por debajo del español. Ahora, eso sí, lo de que la calidad sigue siendo la misma me lo tendrían que explicar con más detalle.
Yo iba a comprar unas toallas de baño que valían solo tres euros, pero de repente me dije no, un momento, allí hay unas más baratas (algo más finas, eso sí) que valen dos euros y medio. Increíble, pensé. Cuando ya las había metido en el carro avancé unos metros y de lejos leí en un cartel que otras toallas valían sólo euro y medio. ¿Cómo es posible?, me dije. ¡Si las de dos euros y medio ya son casi trasparentes! Mientras me acercaba ya me estaba imaginando la situación: claro, como todo tiene la misma calidad porque me lo monto yo en casa, esas toallas estarán sin hilvanar y pondrá un cartelito donde diga "puede usted encontrar hilo y agujas de coser en la sección de costura". Pero no, lo que me encontré no puede llamarse toallas, sino pañuelitos hechos con tela de baño.
En conclusión, para montarte el pisito de estudiantes, o una segunda residencia bueno, pero no esperes que algunos acabados de madera al cabo de un año estén como el primer día ni aunque pases el quita-arañazos. Eso sí, como experiencia, para pasar una mañana de sábado, comer y hartarte de café gratis si tienes la tarjeta Ikea Family, no está mal.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Poema "Encuentro"

Te encontré en un recodo del tiempo
hilvanando redes de recuerdos tristes,
pescando sonrisas.
Metí la mano en tu cesta sin peces
y encontré miradas, caricias y cebo.
Mi corazón se enganchó en el anzuelo de tus ojos.
Yo era estrella de mar; tú, caballito.
Me dijiste dame un beso amor,
no te vayas nunca.
Abrázame fuerte,
no dejes que me hunda.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Limpiando los sueños

No había nada en la cocina, nada quiere decir nada. Ni platos ni cubiertos ni cacerolas ni ollas ni sartenes ni un abridor o una taza, nada. Al menos tampoco había demasiado polvo. Los muebles del salón están para tirar: una silla está rota, tres muy viejas, la mesa de comedor se tambalea y la de la televisión (que por cierto tampoco hay tele) es de anticuario. Las paredes están llenas de agujeros, porque el anterior inquilino lo tenía todo lleno de cuadritos. ¡Mira que a mí me gusta ver las paredes como las almas de los niños, blancas y limpias! Al menos había pintura, y la Bego con un poco de masilla lo arregló todo enseguida. Limpié un poco por aquí y por allá, compré cosas para la casa en una tienda de los chinos, puse unas sábanas en el dormitorio, guardé en los armarios la ropa de invierno que traía y llené un poco la despensa. No, todo todo no está. Falta decorarlo un poco, darle mi toque, hacerlo mío, poner lámparas y cortinas... esas cosas. Pero volveré pronto, y me han dicho que aquí en Madrid hay un lugar muy práctico donde hay un montón de cosas y al que llaman IKEA. Después de fregar el suelo se quedó todo tan reluciente como los sueños.